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TRASTORNOS DE ANSIEDAD

 

La ansiedad puede definirse como la anticipación de un daño o desgracia futuros, (real o imaginada) acompañada de un sentimiento de disforia (desagradable) y/o de síntomas somáticos de tensión.

 

En realidad, la ansiedad es un sistema de alarma, una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona adoptar las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza. En este proceso intervienen fundamentalmente tres dimensiones: Cognitiva, fisiológica y conductual. Así, ante un acontecimiento o situación, real o imaginada, una persona realiza una valoración de dicho acontecimiento como peligroso o amenazante, desencadenándose una reacción emocional (fisiológica) automática coherente con dicha valoración, con el objetivo de llevar a cabo una acción encaminada a la supervivencia. Es importante entender la ansiedad como una sensación o un estado emocional normal ante determinadas situaciones y que constituye una respuesta habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes. Por lo tanto, cierto grado de ansiedad es incluso deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día. Como conclusión podemos decir que la ansiedad es una emoción normal que cumple una función adaptativa en numerosas situaciones. 

 

Sin embargo, a veces ocurre que todo este sistema de prevención no funciona como debiera, produciendo falsas alarmas: “se dispara la reacción de alarma ante estímulos inofensivos”. En estos casos la ansiedad se convierte en un sistema desadaptativo desencadenándose los diferentes trastornos de ansiedad, provocando malestar significativo con síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico y conductual.

 

 Algunos de los síntomas de Ansiedad más característicos son:

 

    Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca

    Sudoración

    Temblores o sacudidas

    Sensación de ahogo o falta de aliento

    Sensación de atragantarse

    Opresión o malestar en el pecho

    Náuseas o molestias abdominales

    Inestabilidad, mareo o desmayo

    Sensación de irrealidad (desrealización) o de estar separado de uno mismo (despersonalización)

    Miedo a perder el control o volverse loco

    Miedo a morir

    Sensación de entumecimiento u hormigueo

    Escalofríos o sofocos

 

Los trastornos de ansiedad que más inciden en la población actual son los siguientes:

 

Ataque de Pánico (o crisis de angustia)

Hace referencia a la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo pavoroso o terror, acompañados, en ocasiones, por la sensación de muerte inminente.  Durante estas crisis pueden aparecer síntomas como falta de aliento, palpitaciones, opresión en el pecho, miedo a volverse loco o a perder el control.

 

Agorafobia

Se caracteriza por la aparición de ansiedad o de comportamientos de evitación en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil o complicado, o donde sea imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia.

 

Fobia Social

Se caracteriza por un miedo intenso y persistente en respuesta a ciertas situaciones sociales o actuaciones en público en las cuales la persona se ve expuesta a gente desconocida o al posible escrutinio por parte de los demás. La persona teme ser observada, actuar de un modo que sea humillante o embarazoso o mostrar síntomas de ansiedad con resultados similares de humillación o embarazo. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se evitan o se soportan con una ansiedad o malestar intensos.

 

Fobias Específicas

Implica la presencia de ansiedad clínicamente significativa como una respuesta a la exposición a situaciones u objetos específicos temidos, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación.  Algunos de los miedos más característicos son; Miedo a volar, miedo a las alturas, miedo a conducir, etc. 

 

Trastorno Obsesivo – Compulsivo

Se caracteriza por obsesiones recurrentes, rumiaciones y pensamientos persistentes, impulsos o imágenes mentales sin control, que promueven una gran ansiedad, así como compulsiones no controladas como son los comportamientos repetitivos o actos realizados en respuesta a dichas obsesiones con la finalidad de reducir la ansiedad. Este trastorno genera gran ansiedad, gran pérdida de tiempo y gran influencia en el estado de ánimo, pudiendo generar un serio impacto sobre la calidad de vida de la persona que lo padece.

 

Trastorno por Estrés Postraumático

Este trastorno hace referencia a una serie de síntomas muy característicos que surgen después de una experiencia directa, o de una observación o haber conocido un suceso muy traumático, de tal forma que la persona reacciona con miedo, impotencia u horror muy intensos. Por lo tanto, ha de existir cierto tipo de sucesos y también una respuesta característica a dichos sucesos. Algunos de los síntomas más importantes incluyen la reexperimentación del evento traumático, la evitación de los estímulos asociados con el suceso; la disminución de la capacidad general de reacción; síntomas de activación aumentada.

 

Trastorno por Estrés Agudo

Se caracteriza por la aparición,  en el mismo momento o con posterioridad a la exposición de un acontecimiento traumático, de ansiedad o activación nerviosa y síntomas disociativos como: sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de la realidad que le rodea, desrealización, despersonalización, y amnesia disociativa.

Al principio, el acontecimiento traumático se revive  de forma recurrente y poco a poco van apareciendo comportamientos de evitación asociados a los estímulos  que recuerdan el suceso traumático. La disminución de la reactividad emocional suele traducirse en una dificultad o imposibilidad para disfrutar de las actividades que antes resultaban gratificantes y con frecuencia en un sentimiento de culpabilidad. En ocasiones pueden aparecer síntomas de activación aumentada, como puede ser dificultad para dormir, irritabilidad, hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto e inquietud motora. 

También pueden aparecer síntomas depresivos importantes, hasta el punto de que pueden  cumplir los criterios del trastorno depresivo mayor.

Trastorno de Ansiedad Generalizada

La característica principal de este trastorno de ansiedad consiste en tener una preocupación y ansiedad excesivas, persistentes y difíciles de controlar. En este trastorno, los síntomas de ansiedad surgen ante la generación de expectativas negativas hacia uno mismo en relación a diferentes acontecimientos o actividades. Son personas que se preocupan por cosas que es imposible que sucedan o que si ocurren son mucho más manejables y  menos dramáticas de lo que ellas piensan. Suelen presentar preocupaciones relativamente constantes y, por lo general, sólo suelen ser capaces de dejar un tema de preocupación cuando surge uno nuevo. Generalmente, las preocupaciones están muy relacionadas con la intolerancia a la incertidumbre. Algunas de las situaciones o actividades ante las que estas personas presentan este tipo de trastorno son:

 

Comer en público,

Asistir a fiestas o a eventos sociales,

Ir al médico,

Asistir a una reunión,

Hablar en público,

etc.

 

 

MODELO COGNITIVO DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD

 

La terapia cognitiva se centra en ayudar a las personas a cambiar su forma de interpretar las cosas. Considera que las emociones, como la ansiedad,  son el resultado de una interacción entre los acontecimientos y nuestra manera de pensar.


Algunos de estos pensamientos son muy fuertes o rígidos, resultando ser desadaptativos. El paciente aprende a modificar su manera de interpretar las cosas, otorgando un significado a los acontecimientos adaptado a la realidad, adquiriendo una postura menos extrema y menos probable que interfiera con su vida normal.

 
Los pacientes aprenden a sintonizar con su diálogo interno con el fin de cambiar los patrones desadaptativos de pensamiento. Para ello, la terapia cognitiva ha desarrollado procedimientos específicos para ayudar a desafiar las suposiciones y creencias de un paciente ansioso. Los pacientes aprenden a cambiar su forma disfuncional de pensar por otra más adaptativa. Esto no es equivalente a cambiar la forma de ser de una persona, se trata de modificar patrones desadaptativos de pensamiento que están afectando negativamente y de forma significativa el desarrollo normal de la persona. 

 

 


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